miércoles, 29 de abril de 2015

La vuelta


  Tras deambular por la vida he vuelto al lugar que me corresponde, a casa, al sitio que me acoge siempre con cariño. He vuelto a abrir la libreta de rimas, de versos, de canciones, he vuelto a ponerme los cascos para escuchar a Nach, a Silvio, a Ismael y a ese sinfín de poetas y genios que me ayudan a inspirarme. Me he adentrado en multitud de retratos, de fotografías y de cuadros que expresan algo más que el vació que se esconde tras el horizonte que soñamos. He vuelto tras aprender a dosificar mi alegría y a llorar con cuentagotas. Me he perdido en tus ojos, en la constelación de tus pecas, cabalgando hacia la eternidad. Me he preguntado que es lo que necesitaba para regresar, para deshacer mis pasos y volver a sentarme en el escritorio y vaciar la sangre del bolígrafo encima de hojas en blanco. La respuesta era tan simple, tan sencilla, tan obvia que jamás la hubiese encontrado de no ser por un montón de recuerdos que se agolparon a la mente, de no ser por compartir experiencias con distintas personas en diferentes días de la semana. No era trazar el camino por la misma senda si no crear una distinta, un nuevo camino de retorno que me diese nuevas imágenes, que me diese nuevas vidas, nuevas sonrisas y nuevas decepciones. He tomado decisiones arriesgadas, me he prendado de la misma chica una vez y otra, he vuelto a oír canciones, me he perdido en cuentos de Matute y divagado mientras leía Platón. 

  Estoy aquí, una versión más intensa, más agresiva y más crítica. Tengo el valor de presentarme tras meses de ausencia inesperada. Un caradura que desaparece que cuando más le necesitan sin dar explicaciones y vuelve esbozando una mueca. Durante el camino volví a saber que es el miedo, sentí el dolor en mis carnes y mis entrañas se han vuelto a retorcer con las memorias de personas a las que quiero. Con un funeral más a mis espaldas, con un saco de experiencias vividas, de tiempo que pasamos juntos sin siquiera saberlo. Iluminación acústica a pequeños momentos de la eternidad. Ya no me someto al tiempo, he quitado las pilas al reloj, he borrado los números y he quemado todos los calendarios que tenía a mano. Y aquí estoy de nuevo, tratando de escribir lo que he vivido en estos últimos días. La de cosas que me he encontrado a cada paso, de las cosas que se han ido perdiendo en la marea eterna del friso cronológico. Lamentando las oportunidades que perdí, nostálgico del presente que no existe, hundido entre papeles y libros. He vuelto a compartir lo que no es mío y a dar más de lo que recibo. He vuelto a abrazar por necesidad y a ser sincero por decreto. He vuelto a llorar en público sin miedo a lo que pensasen de mi. Y si, he vuelto a reír con mis hermanos de otras madres por los momentos vividos y por los que vamos a vivir. 

  He vuelto porque el pasado no me importa. El pasado ya no nos lo quita nadie querido amigo. No pienso en el futuro. No pienso en lo que me voy a perder cuando yo desaparezca porque suficiente tengo con no perderme nada mientras ando en este suelo. Paso de rozar el cielo, prefiero el calor de los míos que el calor que me da el sol. Prefiero bañarme en sentimientos puros que en agua de lluvia; soñar y ser el hombre araña saltando de tejado en tejado y asaltando a ladrones de estrellas, ser yo mismo sin ataduras y sin reemplazo. Prefiero echarte de menos ahora que hacerlo mañana. Y aspiro a quererme más hoy que ayer y menos que mañana porque sin amor es imposible amar. Y si todo esto sabe a poco no me queda más remedio que enviarles el nuevo mensaje: jodánse porque estoy de vuelta. 

2 comentarios:

  1. Celebro tu vuelta, sobre todo si trae textos como estos. Me siento muy identificado con la entrada. Ojalá no nos perdamos nada en estos días.

    ResponderEliminar