sábado, 26 de diciembre de 2015

Punto y aparte

A Maria del Mar, por ser mi bote salvavidas.

  Es un punto y aparte. Tras dos semanas en estado de coma virtual he sido capaz (no sin ayuda) de replantearme problemas y dilemas. He dedicado mis horas muertas a mirarme dentro con los ojos cerrados y los brazos inertes, pasando frío y tumbado en un espacio perdido entre lo imaginario y lo real. Con el viento congelándome las mejillas me he pasado todo el tiempo que merecía y he conseguido llegar a sitios inexplorados de mi yo más humano Al final todo empieza en mi, un punto insignificante en una galaxia infinita, un pequeño ser con miedo a sentirse solo estando rodeado de tanta gente como está. Una alma que huye a contracorriente de toda la multitud que intenta arrastrar a todo aquel que se cruza con ella a una rutina muerta. Es el desenlace de una época que parecía inmarchitable pero que ha terminado por apagarse lentamente y que ha dejado tras de si un rastro de luminiscencia detrás de si. Nadie hablará de ella, efímera como fue pero intensa, tan intensa que las mentiras se suicidaron lanzándose desde tus cuerdas vocales y las verdades cobardes se escondieron bajo sábanas translúcidas para dejarnos a solas mientras espiaban nuestras conversaciones. Ajeno al reloj de arena que me mantiene atrapado aprendí a hacer sonreír y olvidé a como sonreír sin necesidad de perderme en tu mirada. 

  Es un punto y aparte. Todo lo extraordinario dejó de serlo, nos abandonamos y nos liberamos de la prisión de nuestro abrazo. Fue breve, muy breve pero vivido con excesiva devoción. Cada sílaba que pronunciabas era un sonido melifluo que cortaba mi aliento y me enamoraba ciegamente, cada gesto era poesía en el aire y producía una epifanía mental que me aislaba de la cruda verdad que asolaba mi mente. Un sentimiento inefable se apoderaba de mi alma en cuanto te miraba directamente a los ojos, unos ojos que hacían sentir a mi ego como alguien muy especial. Esa mirada donde mis rarezas brillaban con más fuerza que nunca. Que ridículo todo ahora, lo que fue y lo que es, lo que no fue y lo que no es, lo que pudo ser y lo que nunca será. Veo en que te he transformado y no encuentro palabras precisas que puedan describir con exactitud  lo que pienso, mucho menos lo que siento. Nunca confíes en un escritor moribundo que escribe más que habla. Nunca te fíes de una persona triste que habla más que mira. 

  Es un punto y aparte. Nunca quise hacerme daño. No entendí nada hasta pasados los días, las semanas y los meses. Tú y yo nunca fuimos iguales, nunca fuimos nosotros, que tú ya eras feliz mucho antes de conocerme y antes de quererme. No quise entenderte. Eludí mirarte a los ojos porque quería seguir creyendo en una mentira maloliente que terminó por explotar como una pompa de jabón y me envió de bruces contra el suelo. Y aún no me he levantado. He necesitado ayuda para quitarle las pilas al reloj y romper sus manecillas y seguir viviendo tachando los días del calendario. Me convertí en un asesino en serie mientras cuestionaba mi realidad. Miraba mis manos como si todo lo que tocasen fuese una mera ilusión creada por algún Dios con ganas de jugar con mis miedos. El miedo a sentirme en absoluta soledad aún cuando la muchedumbre corre por mi lado y me esquiva evitando todo contacto conmigo. Todos aquellos días muertos por un rotulador rojo fueron días donde ansiaba encontrarte en cualquier rincón de la ciudad que empequeñece las dudas, verte a través de un cristal tomando un café o a que aparecieras por arte de magia en el andén que te lleva de camino a regreso a tu casa. Tantos escenarios sin micrófonos ni actores, tantas sendas que nunca fueron pateadas y quedaron abandonadas. Es horrible pero lo es menos cuando pienso en todas esas sonrisas que me dibujaste sin quererlo y en como cambiaste todo mi mundo haciendo tan poco.

  Es un punto y aparte porque no habrá una segunda vez ni una segunda oportunidad por mucho que ahora la desee. Lo es porque he conseguido entender porque te esperé durante tanto tiempo, ahora sé que existes, que eres palpable y no eres ningún sueño. Algunas personas existen para que los demás podamos refugiarnos de la gente que nos hace sentir en soledad. Esa eres tú, con el cálido abrazo de una madre y las caricias de una hermana, la de los besos de pareja derretidos y la de actos espontáneos que te definen mejor que nada. Ahora sé que eres una soñadora que avanza a un ritmo frenético y que yo no podría igualarte bajo ningún concepto. Te esperé tanto tiempo y terminaste adelantándome. Debí haber avanzado a mi propio ritmo y esperar a que me atrapases. He necesitado horas intrínsecas de soledad absoluta y de silencioso sufrimiento para poder ver a través de los oscuros pasillos de mi ser. Yo con toda esta vana dialéctica sé que escribo para mi, que en mis textos es donde se refugia mi ser y donde dejo de esconder cosas. Entre líneas y palabras se halla la sinceridad que le falta a mi boca y mi mirada. Yo sé que temo por mi y pienso para evitar ese temor. Telarañas de frases que jamás podrán atraparte.

Pero todo esto ya no importa. 

Era un punto y aparte. 


Foto de Anabel RC. 

1 comentario:

  1. Per favor...no tinc paraules per dir com de bonic és aquest text...
    No deixis mai d'escriure!

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